En diciembre de 1772, Benjamín Franklin- se desempeñaba como Director General de Correos de las colonias británicas en Estados Unidos- recibió de forma anónima un paquete de cartas escritas por un funcionario de la Corona, Thomas Hutchinson- gobernador de Massachusetts-. En esos documentos, el mandatario instaba a Reino Unido a enviar tropas adicionales para disuadir a los colonos, contenido que Adams publicó en la Gaceta de Bostón, lo cual, aceleró las tensiones que llevarían a la guerra por la independencia.

Este hecho es considerado por muchos historiadores estadounidenses como el primer gran caso de filtración de datos políticos. Desde ese entonces, grandes historias (Watergate, Lista Falciani, Tratado de Hidalgo, el Memo de Downing Street, entre otros) se formaron alrededor de esta práctica a medida que los avances tecnológicos fueron transformando las comunicaciones y el manejo de los datos. Recientemente, una serie de casos pueden ser mencionados:

Cambridge Analytica (2018): se desató cuando The New York Times y The Observer denunciaron que la empresa con sede en Londres hizo uso de los datos personales de 50 millones de usuarios de Facebook sin consentimiento para diseñar algoritmos de campañas que beneficien a políticos y compañias.

Paradise Paper (2017): se centro en aquellos territorios conocidos como paraísos fiscales internacionales, mostrando los trucos con los que políticos, corporaciones y multimillonarios evitaron pagar impuestos de forma parcialmente legal.

Panama Paper (2016): revelaron prácticas de elusión y evasión de impuestos. Mostrando a un gran número de personas que se vieron beneficiadas por diferentes prácticas que afectaron a los fiscos nacionales.

LuxLeaks (2014): se enfocaron en la evasión de impuestos de diferentes corporaciones y personas.

WikiLeaks (2010): la plataforma reveló datos secretos del Ejército de Estados Unidos en la red, saliendo a la luz diarios de guerras, condiciones de detención y cuestiones diplomáticas del gobierno americano.

Si bien muchos de estos casos transparentaron prácticas ilegales o dudosas por parte de actores políticos y organizaciones. En otras ocasiones se pueden afectar los planes de lanzamientos de productos nuevos o proyectos empresariales, beneficiando de forma arbitraria a la competencia o terceras partes con interés directo sobre estas actividades. Por ende, hay que diferenciar entre aquellos casos que implican una mejora de la democracia y la transparencia gubernamental de las situaciones que interfieren de forma negativa en las vidas de las personas y organizaciones.

En este sentido, el presente artículo pretende iniciar con una serie de tips para el correcto tratamiento de datos en organizaciones modernas sin pensar en recetas mágicas sino en un modo de revalorizar la relación de tu organización con el contexto:

Tip N°1: Define una política de tratamiento de los datos que garantice el resguardo de información clave para tu organización y sea acorde a los parámetros nacionales e internacionales en la materia. Hay numerosos especialistas que pueden ayudarte en este proceso.

Tip N°2: Respeta los canales oficiales de comunicación de la organización, no acudas a correos personales- sin autorización previa- ni otros medios de divulgación de la información.

Tip N°3: Se coherente y transparente con los mensajes que transmitís dentro y fuera de tu organización. En los tiempos actuales [1]todo se sabe y puede afectar la reputación de tu organización como la tuya.

Tip N°4: Alerta frente a posibles filtraciones o fallas en el sistema y no compartas información a terceras partes que puedan comprometer a tu organización y sus actividades.

Tip N°5: El cuidado de datos de una organización no debe ocultar aquellas prácticas ilegales que afecten el bienestar de las personas que trabajan allí como de los consumidores/usuarios finales. Denuncia estos acontecimientos por los canales correspondientes.

Finalmente, la filtración de datos siempre existió, los tiempos presentes solo aceleraron y perfeccionaron esta práctica, por ende, no hay recetas mágicas para prevenir que información de tu organización llegue a otras partes. Lo único que puede garantizar que no tenga efectos reputacionales es ser coherente con tus mensajes y acciones internas como externas, esto no solo te ayudará a vos sino también a una buena democracia.

[1] Caso de Justin Trudeau: en 2019 filtraron una foto del primer ministro de Canadá con la cara pintada y envuelto en un disfraz de árabe en una fiesta de disfraces en la escuela en la que daba clases en 2001. Esta simple imagen afectó su posición política debido a ser que sus votantes consideraron que era una ofensa a la igualdad racial.