• 24 de Noviembre de 2021
  • atanus
  • Strategy

El mayor compromiso con el entorno social, político, cultural y económica exige la búsqueda de respuestas eficaces, ágiles, ordenadas y flexibles para la gestión integral de los stakeholders. Bajo este panorama, se evidencia la necesidad de que cada organización pueda definir su plan estratégico de Asuntos Públicos, es decir, una guía central para conseguir los objetivos clave.

Este artículo forma parte de una serie de piezas enfocadas en indagar los elementos necesarios para llevar a cabo la gestión de los Asuntos Públicos, sirviendo de introducción para los lectores y lectoras: <p\>

El primer esfuerzo implica el estudio de las diferentes aristas que definen el contexto organizacional y enlistar a cada uno de los stakeholders con sus respectivas funciones. Una buena forma de plasmar esta relación es a través de la creación de una matriz que permita clasificarlos también por directos e indirectos, junto a sus respectivos impactos económicos, sociales, políticos y legales.<p\>

El segundo paso en este camino implica conocer la cultura, valores, creencias y experiencias de cada uno de los stakeholders, para ello, se pueden elaborar perfiles con el mayor nivel de información disponible. El análisis profundo permitirá no solo entender sus redes de relacionamiento, sino también los cambios en sus gestiones de los asuntos públicos.<p\>

Gracias a la información recolectada, se pueden detectar puntos de interés con los stakeholders, agrupándolos en la categoría de detractores y aliados según el área o tema de trabajo. Es importante que la organización pueda desarrollar un FODA- Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas-, junto a un detalle de acciones para volcar en un documento.<p\>

Justamente, el próximo paso, implica la elaboración de un Plan de Relacionamiento en Asuntos Públicos y para ello, lo primero que se necesita es una estrategia, una guía que le dará sentido a los objetivos, metas, mensajes claves y el horizonte temporal que definamos. Pero, este esquema tendrá éxito si logramos incorporarlo al ADN de la organización y eso requiere capacitaciones, charlas y un buen trabajo en comunicación interna/externa.<p\>

Con el respaldo de cada una de las partes de la compañía, ya estamos en condiciones de iniciar con las acciones del plan. No solo será importante el conocimiento que hemos adquirido con anterioridad sobre sus valores, creencias y sistema de gestión, necesitaremos cultivar el vínculo a través de reuniones, mensajes conjuntos, plan estratégico sectorial, esquemas de colaboración y la generación de un sentimiento de cooperación con los aliados y uno de mitigación de crisis con los detractores.<p\>

En esta etapa, como organización se consumen muchos esfuerzos debido a que toda comunicación comprende idas-vueltas y cambios de perspectiva, por ende, valerse de paciencia, flexibilidad (para aquellos momentos necesarios) y firmeza será esencial en el éxito que se pueda obtener. Es clave entender que generar un vínculo no es algo de “un solo día”, sino que lleva implícito una serie de gestos, los cuales, pueden demandar tiempo.<p\>

Para presentar en tu entorno cada una de las acciones, se requiere que el Plan de Comunicación- el mismo instrumento que posibilitó la comprensión del personal de la organización en la importancia del manejo estratégico de los Asuntos Públicos- tenga definido los mensajes para los públicos público y los canales a utilizar en cada ocasión: redes sociales, prensa gráfica, audiovisual y sitios web. Este hecho dará forma a campañas de posicionamiento en la agenda pública a través de acciones diversas tales como planes de relacionamiento con periodistas o influencers, pauta publicitaria, actividades en espacio público, eventos corporativos, etc.<p\>

Finalmente, cabe aclarar que en los próximos artículos analizaremos en profundidad cada una de las etapas, pero es importante cerrar esta primera aproximación, refiriéndonos a la evaluación. Una instancia esencial para el éxito de cualquier plan, especialmente, porque permite redefinir objetivos, estrategia, metas, índice de rendimiento y nos garantiza entender los cambios de un entorno social, político, económico y cultural cambiante. Permitiendo que el Plan de Relacionamiento en Asuntos Públicos sea un instrumento en continua retroalimentación.<p\>